Estaba en un vuelo y leí algo que me hizo reír y al mismo tiempo reflexionar sobre como parece ser más fácil crear tecnologías que dejan nuestras vidas más prácticas que cambiar comportamientos promovidos por creencias que estamos habituados a tener.

La autora de la frase, Rosabeth Moss Kanter, comenta en un artículo en la Harvard Business Review el título de un congreso: ¿Qué puede hacer un hombre para que la mujer avance en puestos de liderazgo?  Y contesta: ”para empezar, lavar los platos. Es imposible no reír y al mismo tiempo pensar que es correcto. Promovemos intensos debates – muy necesarios – sobre como aumentar el liderazgo femenino en las compañías.  Yo misma conduzco los Diálogos Constructivos entre líderes femeninos. Hablamos sobre comportamientos corporativos, creencias que no nos permite subir en la jerarquía, etc, y a veces olvidamos que el sentido de igualdad empieza por pequeños actos domésticos.

Por mi experiencia puedo decir que es más fácil para una mujer subir en la organización si ella rompió dentro de ella conceptos antiguos de qué significan ser una “buena” mujer, madre, esposa, hija; y pasa a crear y vivir nuevos modelos.  Antes de los impeditivos sociales y corporativos – que son reales e incisivos -, muchas veces es la propia mujer quien se pone los límites

Nosotras, mujeres, fuimos creadas para atender.  Y mismo la generaciones más jóvenes que la mía, incentivadas a ser más independientes, cargan consigo la creencia de que el hombre debe  ser cuidado. O porque lo consideran menor en su capacidad y resistencia para responsabilizarse – escucho mucho la expresión “pobrecito” en este grupo de mujeres – o, porque lo consideran superior y por eso las actividades necesitan ser más nobles que lavar los platos, por ejemplo.

La cuenta es pragmática: más tareas menos tiempo de profundidad y dedicación.  Así, menos posibilidad de subir de puesto en la empresa. Si no empezamos por compartir racionalmente las tareas domésticas con la proporción del sueldo financiero o su perspectiva futura, difícilmente llegaremos a una igualdad de género en el mundo corporativo.

Como dije en otro texto, la igualdad de género (considerando solamente los universos femeninos y masculinos como ejemplo, pero aplicable en cualquier tipo de relación) empieza en el enlace más débil.   Él debe se convencer que es justo y necesario tener los mismos derechos. La división de tiempo gastado en la administración de la vida entre dos personas, necesita ser de responsabilidades y no, sólo, de tareas.  Honestamente, no creo que hacer listas de tareas y compartirlas al medio sea lo único o aún, el mejor medio para llegar a la igualdad. Considero que es el primer gran paso para un país de América Latina. Sin embargo, la igualdad tiene que ver con oportunidades y posibilidades.  En determinado momento de nuestra carrera, aunque se comparta la lista de tareas al medio, necesitamos de más tiempo que los 50% que sobra. Y para que ambos puedan crecer, el cuidado con el “back office” debe ser alternado. De manera justa. Con igualdad. Aún más si tienen hijos.

La igualdad, en cualquier relación, significa chances iguales para tener lo que se desea.  Y chance, en este caso, está íntimamente conectada al tiempo disponible para dedicarse a la carrera.