La empatía es un tema que ha ganado cada vez más destaque entre las personas que estudian la sociedad y el comportamiento humano. Ella representa la actitud de dejar el “yo” para entrar al “nosotros”. La empatía tiene a ver con  la capacidad de sentir lo que el otro siente, reflexionar sobre sus sentimientos y ponerse en su lugar. Suena sencillo, pero no lo es. Para poder hacerlo debemos olvidar nuestras verdades y abrir espacio para escuchar al otro; y eso es lo más difícil de hacer. A través de nuestras verdades creamos nuestra realidad para encontrar nuestro espacio en el mundo. A raíz de ellas juzgamos lo correcto y lo incorrecto. Dejar nuestras verdades a un lado es dejar ir nuestra esencia y creencias.

En mis investigaciones entendí que para comprender a mi interlocutor debo darle un ton de humanidade. Este es el camino que he encontrado para poder sentir empatía. Al humanizar a la otra persona, dejamos la idea de correcto e incorrecto, pues entramos en el espacio de comprensión que nadie es tan perfecto y linear la vida entera.. Que hay situaciones en vida en que lo que mas te importa y hasta levantas banderas, vas a dejar de lado, porque en aquel momento, otro asunto toma mayor importancia. . Humanizar significa entender que al mismo tiempo somos luz y sombra. Que cuando estamos en la sombra podemos ser malos, débiles y cobardes a punto de ni agradar a nosotros mismos.  Algunos luchan para no conocer su lado más oscuro. Así, pasan la vida sin conocerse de verdad, juzgando a los demás sin darse cuenta de su propia postura.

La empatía necesita el autoconocimiento. ¿Cómo ponerse en el lugar del otro sin conocerse a sí mismo? ¿Cómo entender la capacidad de alcance de nuestros sentimientos y emociones si no sabemos cómo vamos a reaccionar?¿Cómo entender la cobardía si no reconocemos el origen de nuestros miedos? Para ser empático es necesario comprender el ser humano, sus tonos y el autoconocimiento es el camino para ello.

La empatía también se puede generar de manera natural y menos racional a través de la conexión con el sentimiento del otro. Los niños son maestros para hacer eso Esta conexión no nace del esfuerzo en colocarse en el lugar del otro, si no en sentir lo que el otro está sintiendo por la conexión de sentimiento para sentimiento. No hay racionalidad, ni evaluación. Mucho menos, juzgamiento. Cuando se puede sentir el dolor de la otra persona, la manera de ver y entender la situación se transforma. Requiere menos entendimiento racional. La comprensión nace en el corazón. Cuándo nos conectamos con sentimiento, la comprensión es instantánea y poderosa. Crease un lazo y de ello, nuevas posibilidades.

Independiente del  camino para alcanzar la empatía, es sólo cuando la sentimos que podemos, si es necesario, traducir el sentimiento del otro con ayuda de la racionalidad, comprendiendo todos sus tonalidades para poder ver con mayor clareza. En este momento, a partir de las verdades que adoptamos, podemos juzgar una situación, una decisión, podemos hasta rechazarla. Tener empatía no significa que debes aceptar lo que pasa o no tener opinión. No es una señal verde que permite que todo sea posible o aceptable en nuestras vidas o en la sociedad.

Significa entender todo lo que involucra las reacciones humanas. Al comprender lo complejo que es la vida y el ser humano, el juzgamiento es menos duro e implacable. Al final, el otro es compuesto de la misma esencia que tu y aunque ha tomado decisiones que tu a lo mejor no tomarías, ¿Quién garantiza que no harías lo mismo si estuvieras en la misma situación? ¿Si tuvieras la misma historia de vida, no harías igual? ¿Alguién lo puede garantizar?