Sin duda, la realeza nos despierta  sentimientos. Crecemos escuchando cuentos de princesas y príncipes, todos encantados, que viven historias de amor con finales felices. La reciente boda del Príncipe Harry con la estadounidense Meghan Markle alimentó el sueño del amor encantado que un día guió, o todavía guía, nuestra búsqueda por el amor. Podemos no creer más en este tipo de amor y hasta negarlo, aún así, el amor encantado que nos nutre desde jóvenes sigue fuerte en nosotros.

La nueva pareja real parecía contenta y verdaderamente enamorada. Al verlos, me puse a pensar en el ideal de hombre que el Príncipe Harry proyecta en las mujeres. Carismático, divertido e informal. Preocupado con causas sociales y más afectuoso que la mayoría de los miembros de su familia. En su relación amorosa, parece ser atento, romántico, caballero y cuidadoso con su, ahora, esposa. Además, tiene dinero, poder – real – y es bien relacionado. ¿Cuántas mujeres sueñan con un hombre así? Creo que muchas.

Considerando a las muchas mujeres que he escuchado a lo largo de una década estudiando sobre identidades femeninas y masculinas, creo que la mayoría desea un hombre que le haga sentir protegida. Por más que muchas de nosotras sepamos que somos autosuficientes y que nos sacamos adelante gracias a nuestra fuerza realizadora y resiliente; cada vez más me convenzo de que a las mujeres les gustaría poder ejercitar un poco más la dependencia por la seguridad que un compañero fuerte le proporciona.  

Muchas buscan en el dinero esta protección. Otras en la fuerza física o en el poder que el hombre ejerce socialmente. Sin embargo, la protección que parece tener el poder de calmar a la mayoría de las almas femeninas está en la seguridad que viene de la fuerza emocional, ofrecida por alguien que sea leal a los acuerdos preestablecidos. Alguien que sepa que las obligaciones son parte de la vida, y no querer aprovecharse de esto para ocupar un lugar de privilegio en la relación. Alguien que esté comprometido con la estabilidad emocional de la pareja y su madurez.

Por algún motivo, en diversas camadas sociales, me doy cuenta de que estos hombres son cada vez más escasos  de encontrar. Antes, por lo menos, tenían el dinero y eran capaces de ofrecer la seguridad financiera. Hoy, además de la inestabilidad emocional, buscan ocupar  una posición de majestad pero sin reino o trono a ofrecer. Estaría bien que además de impactar el sueño de muchas mujeres, el Príncipe Harry pudiera impactar el aspiracional de los hombres. Muchos de ellos se pasan la vida buscando en la compañera una mamá que les ayude en la eterna tarea de un día convertirse en un hombre adulto.